.


domingo, 18 de agosto de 2013

 Pasaron algunos meses hasta que me dí cuenta de que me sentía carcomida. Era algo voráz que se mantenía en mi rutina para terminar siendo parte de ella. Era indignante, y la vergüenza propia me superaba, porque una de las preguntas más grandes era referida a cómo es que llegué a permitir que esto se adentrara a mi vida de una forma tan intensa. Sin embargo, lo más obvio que encontré, la respuesta que llegó a  mi cabeza sin hacer una introducción para inspirar misterio era que, simplemente, me dejé estar de la mejor forma que conocí en mis quince, casi dieciséis años de vida.
 Fui capaz de pasar por saltos emocionales, los cuales todos vivimos. Me alteraron tanto éstos, porque no eran ocasionados por mí, sino que dependían de otras cosas y eso era lo que más loca me ponía. Después de tantos meses de análisis boludo y de creer que sería una eterna incapacitada para la independencia, me desprendí un poco de las ideas que tenía. Claro, al principio parecía una tarea un poco bipolar, porque las contradicciones mentales eran enormes, desmedidamente fastidiosas, hasta que alguno se dejó en evidencia y yo comprobé todo lo que tenía que comprobarme a mí misma para sentir un mínimo impulso de superación. Pero los meses pasaron, y así fue como me anclé a lo típico, a la rutina, a la misma gente de siempre que sé que ni me va ni me viene, a los mismos terrores y dejé que el tiempo siguiera su curso mientras que yo no continuaba con el mío.
 Por este motivo estoy escribiendo. Porque mis alteraciones emocionales pasaron a dolor, el dolor pasó a resentimiento, el resentimiento se convirtió en querer dejar atrás, el querer dejar atrás volvió a resentimiento, y finalmente, todo esto mutó a una sola cosa: la monotonía. 
 Me harté, me pareció verme en un  mismo contexto con las mismas cosas para contar, que luego dejaron de ser cosas nuevas, sólo eran historias repetidas. Y sé que en algún punto fui yo la única culpable de adentrarme a la regularidad, o de darle fácil acceso a la monotonía para que se pegue a mis días y continúe siendo un complemento de cada semana. Por eso es la auto-decepción, por eso estoy desganada: porque todo en mi interior tiene el mismo sabor que solía tener antes, y eso no suena y sabe para nada agradable, en serio.
  No fue fácil darse cuenta, pero a la vez, tampoco fue complicado. Era algo que sentía como una sombra que me perseguía pero que a la vez pasaba un tanto desapercibida. Yo misma me decía: "así, siempre va a ser lo mismo", y entonces no me equivoqué. La contradicción se remitió en esto, y fue así que la recalqué por sobre todas las cosas.
 No es bueno tenerla presente, porque ahora, de tanto lidiar con ella, sólo puedo tildarla como una bestia y sentirme aterrada. La regularidad inspira terror, porque uno no quiere ser siempre como fue, ni sentir lo mismo que sintió. Un ser humano necesita renovarse para no desganarse, y si éste ve que el resto obtuvo un buen equilibrio o simplemente cambios que lo llevaban a seguir descubriendo lo que había adelante, se hunde en su propia miseria. Se desata la nada. Invade.
 Mi mayor enfoque ahora es ese, el cual trae consecuencias bestiales dentro mío. Sin embargo, también está la existencia del análisis propio, que radica en qué estaré haciendo mal para que sentir la monotonía como algo tan mio, tan propio de mi vida. No se crean que no pensé en cuáles son mis fallas, en qué tan diversas podrían llegar a ser y qué abarcan éstas. De todos modos, nada es lo suficientemente certero como para encenderme, ni reactivar mi saltos emocionales, o mis ganas de hacer algo, etc. 
 ¿Habría que esperar? Ya no sé si la monotonía vino porque el tiempo lo permitió, o porque yo le dejé las puertas lo suficientemente abiertas como para saber que podía permanecer acá y alimentarse de todos esos aspectos necesarios para mantenerse vigente.
 ...Aunque si lo pienso, esperar es lo mismo...lo cual quiere decir que no, no es válido quedarse a la espera.

4 comentarios:

  1. Te juro que amo como te expresás, porque me siento muy identificada en este momento de mi vida. Esa angustia punzante presente todo el tiempo en el estómago o en la garganta, ese aburrimiento que ya no es simplemente ganas de hacer algo... falta algo y lo peor es que no se sabe qué, pero creo que como vos decís no hay que esperar y hay que salir a buscarlo. También coincido en que nos decepcionamos a nosotros mismos, porque de una manera u otra nosotros elegimos, consciente o inconscientemente, el estar en esta posición y sin duda anhelamos salir de ella, encontrar la alegría y sentirnos plenos. Encontrar algo nuevo cada día y no levantarnos y acostarnos repasando siempre la misma rutina. Estoy en busca de eso y espero encontrarlo, al igual que vos, te entiendo.
    Creo que con lo del subte y Capital, todo lo nuevo o lo que no vemos habitualmente nos sorprende y, como decís vos, al crecer siempre en un mismo lugar buscamos cosas nuevas. Pero también estoy de acuerdo en que cada uno tiene su encanto y sus cosas buenas y malas, pero el subte con un par de personas (uf, eso del trabajo también es verdad, se amontonan todos) y a gran velocidad es hermoso.
    Saludos (:

    ResponderEliminar
  2. Seguramente y ojalá, como decís, algún día pase de que todo cambie y nos acostemos recordando alguna cosita nueva que aprendimos. Creo que hay que encontrar un equilibrio; hacer cosas por uno mismo pero sin demasiadas expectativas, simplemente por gusto y por pasarla bien. Aunque no lo hago, creo que tendría que ponerlo en practica. Ojalá suceda.
    Creo que el blog es algo que nos ayuda en momentos de zozobra y esas cosas, cuando realmente no nos permitimos sacar todo esto de otra forma. Pero bueno, supongo que es sano y nos ayuda a madurar, a releernos y a ver como fuimos creciendo. Te contesto porque tengo una obsesión con no dejar al otro colgado (creo que te lo dije) y no sé por qué pero no me gusta que mis respuestas queden como comentarios, así que acá estoy. Espero que todo cambie de a poquito y que te sientas mejor.

    ResponderEliminar
  3. Un gusto volver a pasar por aquí.
    Suele pasarme por epocas, y pienso y siento lo mismo que vos, así que no tengo mucho que agregar.
    Un beso!

    ResponderEliminar
  4. Hola malee -te tuteo ya-, bueno que te puedo decir, creo que analizar demasiado todo es una maldición que tenemos los seres inteligentes , y lo importante es que vos encuentres tu propia comodidad, así sea haciendo lo socialmente "incorrecto", y no te la diga un charlatán de turno. -Oh casualidad los psicólogos coinciden y hablan siempre como nuestros padres-.
    No necesariamente hay que desesperarse por renovarse todo el tiempo, eso es lo que la sociedad espera de uno, que le aporte algo, que haga ruido, y creo que en un mundo tan jodido como este lo mejor es no hacerle daño a nadie, con eso basta. Tenés un alma muy benévola, y eso es bueno. Te dejo una frase de una canción de mi banda jaj.
    "No te arrepientas de nada, ni siquiera de haber perdido el tiempo."

    ResponderEliminar

Cansada de remar donde no hay agua.