I'm not living, I'm just killing time.

 Estoy desarmada. Completa y definitivamente desarmada. Estoy en uno de mis peores momentos adolescentes y siento que no tengo la contención suficiente como para no encontrarme en el desesperado impulso de lastimarme y llorar toda la noche.
 No puedo entender porqué mi cabeza es una fabela ni mucho menos porqué tiene que existir gente involucrada a la cual perjudicar. No sé porqué jamás fui lo suficientemente dedicada con los aspectos importantes de mi vida, ni sé porqué priorizo gente conchuda. No sé porqué no estoy preparada para tantas cosas ni porque soy la traba más grande que conocí. No sé porqué me cuesta tanto. No sé porqué le hago mal a la gente que no quiero hacerle mal. No sé porqué mis adentros no son lo suficientemente inteligentes como para querer a quienes sí me quieren y no a quienes me toman por pelotuda constantemente. No sé porqué carajo no soy capaz de abrirme cuando sé que a la larga o a la corta terminaré explotando.
 Hoy por hoy no sé nada. Sólo tengo impulsos de hacerme daño constantemente y tengo el autoestima y la desconfianza de las situaciones que siempre fueron mis mayores enemigos y mis más grandes barreras. Bueno, en realidad, como ya dije, yo misma soy la traba más grande que conocí.
 ¿Ves? No quiero correr pero sin embargo lo voy a seguir haciendo hasta no aprender a dar un paso lento, tranquilo conciso, que haga que me despoje de todas esas cosas insanas y poco necesarias, que me mantuvieron tantos meses en una situación de tristeza y desesperación total. Porque yo aprecio totalmente a la gente que me valora, pero no quita lo que mi cabeza viene resguardando desde hace rato. Intento convencerme hace mucho tiempo de que tantas personas o cosas no pueden terminar haciéndome bien por motivos varios, pero dentro de mí hay un aspecto iluso que se deja deslumbrar por palabras pelotudas que se sabe que al fin y al cabo no tienen valor alguno para el otro.
 Lo entendí, todo esto lo entendí hace poco, quise comenzar con el proceso de la superación y de los logros. Hace poco dije que quería atravesar mi propio sufrimiento pero creo que este cada vez se intensifica más; a medida de que pasan los días, de que las palabras salen de la gente, a medida de que voy armando dentro mío lo que es la verdadera realidad y lo que soy hoy por hoy, lo poco que progresé en tantos meses. Cada día es algo nuevo, y por más pesimista y adolescente que suene, también cada día es otro motivo por el cual sentirse mal. Es lo único que encuentro dentro mío: el mal, la tristeza. Total y completa desesperanza.    Los pocos intentos que hice fueron fallidos y sólo sé entender y rescatar una cosa fundamental y horrible de este año de mierda: no progresé en absolutamente nada.
 Todo está yendo en picada y no sé cómo contener el bardo de malos momentos y malos sentimientos que se me viene encima, que me arrastra, que podría arrastrar a otros aunque intento que eso no pase bajo ninguna circunstancia.
 Muero por hablar tantas cosas, por tener el poder de extirpar las malas sensaciones que albergan en otras personas. Muero por dejar esto y por empezar a modificarme. Muero por decir las cosas que nunca dije para alivianar todo. Muero.
 Los días pasan y las mañanas son exactamente parecidas o peores: la misma sensación de angustia, de que nada está cambiando y que yo no estoy logrando nada. La sensación de cómo varias cosas se deforman y terminan por darse vuelta para mal. Lo poco que logré, mucho que callé, lo mal que hice. Los errores y las lágrimas. La misma forma de arrancar el día que se extiende, y se extiende y no se para de extender. Sólo estoy mal. No sé cómo correijrme. No sé cómo ayudar. No sé cuántas veces es suficiente pedir perdón. No sé cuándo me voy a dignar a decir lo que siento con facilidad sin temer lo que el otro me diga como respuesta. No sé nada.