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martes, 20 de noviembre de 2012

 No tengo ganas de ser redundante, no quiero cansarme a mí con mis propias palabras...pero qué descreída y desmotivada que estoy. Nunca voy a motivarme lo suficiente como para poder activar con las cosas que me quedan por hacer, con las que me tengo que sacar de encima, lo lo que necesito decir, con lo que me inhibe. Nunca. Es estúpido quizás hasta decirlo, porque es súper sabido que toda cosa que se quiera lograr la tiene que conseguir uno por sus propios medios y esfuerzo, pero no tengo ganas de esforzarme en cosas por las cuales no estoy interesada o cosas en las que pueda terminar fracasando. No me sale ser optimista al respecto. No encuentro muchos incentivos para moverme con respecto a ciertos temas, y no, no es una escusa porque soy una pajera o porque en realidad no me importa. Nada me presiona lo suficiente como para moverme, y yo me descreo de mí misma y hasta creo que desvirtúo mis capacidad para hacer las cosas. Bah, quizás realmente hay cosas que no me saldrán jamás. Quizás no tiene mucho sentido, pero siquiera lo intento. No tengo ganas de creer en algo que quizás no es. Después de todo, pasan los meses y yo me encuentro varada en la misma situación de siempre..y no digo que estoy totalmente miserable, pero si me tengo que plantear cuántas cosas logré por mi cuenta éste tiempo...sé que casi no existen, y eso me angustia.
 Qué mierda. Ni siquiera soy capaz de escuchar lo que el resto tiene para decir con respecto a mis defectos o malas actitudes porque ya me quiebro. No tengo ganas de que eso me pase, no quiero que suceda nunca más, no con cosas que tengo que saber digerirlas, cosas con las que me voy a topar toda la vida. Y no tengo más ganas de decir "no quiero", "no tengo ganas", "estoy harta de..." y no hacer nada. Pero...como ya dije, estoy descreída, de mí misma más que de cualquier otra cosa, me parece. 
 No sé cuánto estaré dramatizando...pero esto me tiene rara, molesta y cansada.

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Cansada de remar donde no hay agua.