I'm not living, I'm just killing time.

Sí, hay que dejarte ir...

Vés. Vés tantas cosas al rededor tuyo. Vés a la gente. Vés lo bueno y lo malo de cada uno. Te vés a vos. Vés como las cosas que más querés se van.
El porqué nunca está definido. Sabés que es por algo. Sabés que la vida toma el rumbo que toma, y que hay cosas que no podés cambiar. Sabés tanto, pero te rehusás a aceptarto. No querés vivir la realidad que te toca. No asumís lo que tenés que vivir.
Quizás porque sentís que cuando alguien se vá, parte tuya se vá con él. Porque dependés de él para seguir. Porque te trae felicidad; una felicidad que nadie podría compararla, que nadie podría igualarla. Porque llegó a tu vida cuando lo necesitabas, y estuvo, más allá de la distancia.
Hoy no es  más que distancia. No se sabe por cuanto tiempo se vá. Y no se sabe el porqué, como dije antes. No se sabe exactamente si es lo que te merecés. Entonces llorás, y sentís un vacío de ante mano. Sabés que dentro de poco lo que más querés se aleja junto con una parte de vos. Sabés que esa luz que siempre te alumbró y te dió vida, mañana vá a estar en otro lado.
Acariciás el miedo, la distancia, la tristeza, la necesidad. Sentís como el golpe es tan fuerte como una puñalada, o millones de ellas. La herida es profunda, es grande, es notoria. Y sabés que vá a tardar mucho tiempo en cicatrizar.
Tu vida cambia, sabiendo que no todo está en su lugar.
No hay consuelo para vos. No hay nada que pueda hacerte sentir bien. No existe sonrisa en tu cara, ni siquiera una falseada. No hay manera de verte bien. No hay forma de recordar y no llorar.
Entonces sentís que te toca procesar las cosas. Entonces lo vivís. Y seguís llorando. Llorando amargadamente. Con nostalgia y con miedo. Creás un mar de lágrimas. Tenés los recuerdos que rebalsan en tu cabeza. Tenés ganas de dormir, y no despertar. Querés vivir un sueño, una fantasía, antes que tener que aceptar y vivir la realidad.
Y seguís intentando entender como es que de pronto las cosas que más te importan se van.