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lunes, 19 de julio de 2010

Amargura.

Es de esos días en los que de golpe cambio de humor. Es de esos días en los que sonreí todo el tiempo, hasta que algo me hizo borrar mi sonrisa. 
La verdad es que no sé qué es. Fué todo de golpe. De la nada dejé de reírme, empecé a escuchar música triste, y mi cara cambió por completo. Cada cosa que respondo, la respondo amargadamente por que estoy así: amargada. Y vaya a saber uno por qué. Vaya uno a entenderme en esto. Ni yo me entiendo. No sé por qué tengo eso de ponerme mal por nada, de ser sensible, de bloquearme, de dejar de entender, de no tener noción de nada.
Así que, bien, voy a ver qué escribir, voy a tratar de distraerme, voy a escuchar música deprimente, voy a... no sé que voy a hacer además de eso. No sé bien qué puedo escribir, pero no tengo ganas de terminarlo ahora, por que sé que es lo único que me haría bien. Bueno, bien, buenísimo, perfecto, resulta que ahora la idiota de Malena no sabe qué escribir, y no puede hacer nada para salvar su amargura. ¡Maldita seas amargura! Te detesto tanto. No puedo estar tranquila por que siempre llegas y arruinas mi día. Bueno, si querés que sea así, perfecto, no tengo ganas de luchar por nada hoy.

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Cansada de remar donde no hay agua.