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miércoles, 26 de mayo de 2010


Sentirse sin nada adentro, sin un sentimiento realmente puro, eso mata, eso angustia.
Uno se siente culpable por no sentir. Uno no siente felicidad porque no la siente, porque todo está en su cabeza, y no en su corazón y su alma. Uno se engaña, con obsesiones, con pensamientos, pero siempre, tarde o temprano, se termina avivando: no existe tal cosa, no hay amor.
Y sentise vacío duele. Uno necesita sentir cosas. No amistad, amor, se necesita amor siempre. Por más imposible que sea, el amor siempre tiene que estar presente, o por lo menos la atracción. Y alguien que está obsesionado no lo siente, todo vive en su cabeza, cada ilusión, cada pensamiento, está en su cabeza. Y es así: a veces el vacío es tan grande, tan inmenso, que nuestra cabeza crea cosas, nos hace pensar que sentimos algo, cuando realmente, no hay nada, sólo vive en nuestra mente. No dura demasiado, no es algo largo, sólo entretiene y engaña al corazón. Pero... ¿qué pasa cuando ya te diste cuenta? ¿cómo se hace para dejar de sentirse tan lleno de nada? Uno no se puede forzar a sentir amor, no se puede. Uno precisa que las cosas fluyan, y salgan de su interior, de su corazón, de su alma. Pero a veces, la mala suerte está, la mala suerte de no sentir, y estar completamente vacío. ¿Qué se hace? Uno no puede vivir mucho tiempo sin sentir algo. Un ser humano no nació para parecerse a una roca. Ya lo dije: uno depende de los sentimientos, o por lo menos la gran mayoría.
Muchos envidian a aquellos que sienten, cuando los que sienten sufren y envidian al que no. La verdad es que el que siente, por más dolor, tiene que saber, que nunca se podría envidiar al que no siente. Yo sí viví las dos caras: la de sentir y envidiar al que no siente, y no sentir y envidiar al que siente. No, yo no disfruto de llorar por amor, por no tener lo que quiero, pero prefiero eso, a no sentir nada. Sentir es un milagro cotidiano, que la mayoría vá sintiendo diariamente. Amar es maravilloso, aunque tenga varias caras que no nos permitan apreciar lo bueno de sentir.
Sentí las dos cosas, sí, pero la solución no la encontré. Sigo en mi obsesión, conciente, pero sin poder sacarla de mi mente. Todavía quiero sentir, y aunque no sea sano, envidio al que siente.
Me voy a preguntar retóricamente, hasta saberlo: ¿Cómo llenarse de sentimientos, cuando no se siente nada?

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Cansada de remar donde no hay agua.