.


jueves, 13 de mayo de 2010

Jugamos a estar estables, a estar bien, a estar tranquilos, cuando, en realidad, por dentro nos derrumbamos, nos quebramos más y más. Sientiendonos tan el el abismo aún comos capaces de fingir una sonrisa hipócrita, mientras que la gente no se dá cuenta. Es increíble como podemos ser tan buenos mentirosos, para tapar nuestro propio dolor, para hacernos mal a nosotros mismos.
Y es tan desesperante, a veces, la necesidad de satisfacer al resto, aunque requiere pisotearnos a nosotros mismos. También puede ser contrario: somos capaces de pisotear a todos con tal de ser felices. Somos capaces de todo, por amor a otro, por amor a nosotros mismos, por desesperación, y por el poco control que tenemos de nosotros.
Somos nuestros peores enemigos, y a veces, nuestro mejor amigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cansada de remar donde no hay agua.