Ahora me empiezo a preguntar si alguna vez logré superar tu partida. Me pregunto si simplemente
me engañé a mí misma, me dije que
todo estaba bien, y que
él se había marchado de mi vida para siempre. Y la verdad es que
él nunca se fué,
el siempre estubo,
siempre presente. Vagando por mi mente como un fantasma, esperando el momento indicado para volverse una obsesión nuevamente.
Y ahora me pregunto porqué fuí tan ilusa, tan ingenua. Siempre quice creer que le gané a mi obsesión, pero no,
yo nunca gano, y
menos en el amor.
No puedo contra mis debilidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cansada de remar donde no hay agua.