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lunes, 10 de febrero de 2014

  La eterna frustración.

 Nunca entendí bien de qué se trataba la frustración hasta que me convertí en alguien más emocional y entré a la secundaria. No debo negar que existieron experiencias que me reivindicaron cierta cantidad de fortaleza, pero si la tengo que comparar con la cantidad de veces que me frustré...gana por mucho la frustración.
 Hay muchas cosas que no capté mientras estudiaba los temas de las distintas materias. En muchos zafaba, en otros me copiaba, en ciertas ocasiones los terminaba entendiendo después de un poco de práctica, y algunos los arrastro conmigo hasta hoy porque no consigo entender la mitad de las cosas, o entiendo las cosas a medias. Creo que habrá sido porque siempre fui más débil que ellas, porque eran dictadas por alguna forra que nunca llegó a ejercer su  laburo como se debe y porque mi cabeza no funciona para procesarlas.
 Hablando claro, las matemáticas siempre fueron el gran problema escolar al que me enfrenté desde siempre. Nunca aprobé ninguna prueba desde que entré a la secundaria, nunca terminé de hacer los ejercicios bien, y si los hacía, en las pruebas las cosas resultaban desastrosas. No tuve la ventaja de tener a una profesora paciente y con sentido común, más bien por el contrario, ella fue otro peso que se atribuyó a ésta gran frustración que sigo llevando conmigo. Fue, como mi capacidad para entender su materia, una maestra a medias que más que enseñarnos se encargó de hacernos miserables y descontarnos cuantos centécimos nos faltaran para aprobar según su mala relación con cada alumno. No se trataba de objetividad, sólo de su propia subjetividad, la cual dejaba salir a través de sus malas notas, o de sus inexistentes ganas de explicarte con paciencia algunos temas, o de darte alguna que otra oportunidad y depositar su fe en vos. Jamás fue un incentivo, jamás fue una profesora con todas las letras, hecha y derecha. Parece como si todo lo que tuviera en su interior fuera puro resentimiento con la vida y lo desechara y descargara en su ambiente laboral. Es síntesis y hablando desde mi punto de vista, es un ser despreciable, el cual hubiera preferido no cruzarme nunca en mi vida.
 No es que la culpa recae en una mina tan idiota como ella. Se supone que el que quiere, puede, pero yo quise muchas veces y no pude. Debe ser por el fuerte y filoso bloqueo que me impongo después de hacer un par de cálculos y darme cuenta que hay cosas que están mal hechas. No sé cómo resolverlas, y después de ver que intento buscar la solución, reveo los números y los símbolos, todo se remite a una cosa: la frustración. Me despojo de mis hojas y mi lápiz y me quedo acá sentada sin esperar mucho de mí misma. Creo que una de las peores cosas de ésta situación es que, por más parla que me den al respecto, o aunque intenten explicármelo una considerable cantidad de veces, mi cerebro sigue vacío, o gran parte de él queda así. Me atrofio, me hago chiquita con las matemáticas. Después de sentir que los números me ganaron sin hacer demasiado esfuerzo para ello, decido que no existe modo efectivo de comprender a lo que me afronto ni mucho menos hay chances de aprobar la materia. Sólo me quedo con la esperanza de tener un  gran click en mi cabeza y que algún grado de inteligencia me permita saber de qué se trata cada tema, pero eso no sucede.
 Mucha gente me dijo que las matemáticas se tratan de pura práctica, después del entendimiento, claro. Yo entiendo, después los rastros de comprensión que creía tener desaparecen cuando me quedo sola frente al cuaderno de cálculos. Parece como si, realmente, nunca hubiese entendido nada. Ejerzo la práctica desganadamente y sabiendo que próximamente volveré a repetir lo de siempre y me rendiré ante el primer bache que encuentre en alguna ecuación. ¡Y así sucede! Las equis terminan siendo más incógnitas que antes y yo me sigo preguntándo por qué será que nací con una cabeza tan hueca a la hora de enfrentarme a ésta materia tan hija de puta. A veces me termino sintiendo desordenada, miserable en el colegio, y eso hace que me frustre más. Tengo muchos pensamientos que rondan por mi cabeza antes, durante y al finalizar el intento de comprensión de la materia. Casi todos son negativos. Pienso que es porque después de que me hagan gráficos boludos y de que repita reiteradas veces "no, no entiendo", asimilo que nací imposibilitada para procesar todos los procedimientos que conlleva ésta materia y adopto la posición de pesimista.
 Todo esto lo escribo porque estoy más cerca que nunca de una de las instancias más pesadas y que más miedo me provocan del año, que es la de rendir materias en febrero. Después de haber repetido y de saber que todavía no pasé de año, preferiría que febrero nunca llegase, o cambiarle el cerebro a un genio matemático sólo por éste mes así puedo dar una de las dos matemáticas que tengo bien. Exceptuando matemática, me quedan por rendir dos temas de lengua, que si bien no son muy complicados, con mi profesora nunca estoy segura de qué tan bien lo estoy haciendo. Una de mis pocas esperanzas es rendir pronombres y verbos irregulares bien para seguir condenándome a tener previas de matemática hasta cumplir ochenta años, pero de todas formas poder pasar de año de una vez por todas. Si eso no llega a pasar, si mis días en particular dan como resultado la nada misma, si mi susceptibilidad me sigue ganando y los números también, probablemente cometa el mismo error.
 Actualmente no estoy segura de nada que esté asociado con el colegio, pero algo que sostengo con certeza es que mi vida sería mucho más liviana si ésta materia fuera selectiva y no obligatoria.

8 comentarios:

  1. si hubiera hecho yo una entrada sobre las matemáticas hubiera sido EXACTAMENTE igual. jamás, logré cazar una en esa materia. recuerdo que en 9° me dormía en clase y todos se quejaban por que a mi me dejaban (porque no hacía nada) y a los demás no, entonces la profesora (que siempre las de matemáticas son mal cojidas, ahí te respondo el por que de la mala onda que tienen) dedicaba cuando había dos horas de clases, 15 minutos de "siesta/meditación" :P
    después en el último año recuerdo que, entre todos los exámenes en blanco, algunos los rellenaba con dibujos que el profesor "calificaba" jajaja.
    en fin, una mierda. ahora terminé el colegio y tengo DOS MATEMÁTICAS colgadas que me quiero MO-RIR y una química, que también tiene números. un bajón -.-
    jajaja besos. no te frustes, si sos mala en los números debes ser buena en las letras o en las materias de arte. :)

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    1. Por lo menos alguien entiende mi odio hacia ésta materia. No sé si seré genial en las letras o en el arte, pero seguro que me va mejor que en matemática. De todas formas, hay que intentar rendir todo lo que se pueda lo antes posible...espero que vos rindas lo que te queda, así te sacás esa mierda de encima!!

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  2. La matemática tortura jóvenes desde hace años, y es porque está mal dada. Es una materia que, si nos explicaran el por qué de las cosas y de dónde sale esto o aquello, creo yo nos resultaría mucho más sencillo y gratificante de aprender. Comparto tu odio hacia ella como muchos otros, también repetí, también me quedaron dos años de matemática para rendir al terminar el colegio, y cuando estuve lista lo hice...sigo odiando la materia, pero con los años entendí que el gran culpable de que yo no entienda o me bloquee al tener que hacer algún calculo, son quienes deberían haberme alentado y enseñado a usar la matemática, y no padecerla. Dudo que algún día llegues a decir "que genial es hacer cálculos matemáticos!", pero ojalá puedas llegar al punto de no sufrirla tanto. Y como ya dijeron en otro comentario...matemática es sólo una porción, hay miles de cosas para las que uno puede ser bueno y disfrutarlo al mismo tiempo :)
    Fuerza para dar esas materias!

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    1. Comparto el pensamiento de la culpabilidad con respecto a los bloqueos y la dificultad que uno termina teniendo con la materia. Yo también espero dar por lo menos una de las dos bien y sentir que me superé de alguna manera, jaja. Y obvio que hay miles de cosas que me gustan, no necesariamente en el colegio, pero algunas sí. Gracias(:

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  3. La matemática es lo que los mosquitos a la vida. A sentar en culo en la silla..no queda otra..igual después lo que hagas depende de vos, yo termine la escuela sin repetir un solo año y ahora soy un boludo que trabaja por que no le gusta estudiar...tu sabrás...besos.

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  4. Honestamente a mí me agrada esta materia, pero no por la matemática en sí, sino por los problemas, y las situaciones en las que tenés que usar la lógica. En realidad también padezco los cálculos, y creo que esto también puede tener que ver con que no te guste a vos, porque los cálculos son la nada misma, son enunciados en los que tenés que aplicar una regla que aprendiste, o sea simplemente usar conocimiento vacío, reglas que no te sirven para nada porque no podés aplicarlas a la realidad. En general y por experiencia ahí está el problema con la matemática, que te la pasás preguntando "para qué me sirve esto a mí", cuando lo mínimo que podrían hacer para darle algo de interés a la materia es explicarte por qué es útil para la vida. A mí, cuando entiendo la relación que hay entre matemática y realidad, se me hace más fácil. Lógico que si tu profesor ni siquiera se maneja en la objetividad, no se va a poner a pensar en cómo levantar el interés en su materia.
    En fin. Empecé un blog nuevo y estaría bueno que te pases a ver :) un saludo y muuucha suerte con febrero!

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    1. Probablemente, en parte tengas mucha razón. Jamás me detuve a observar lo que decís pero no es algo en lo que no creo, y es porque jamás me enganché en ningún tema y, como ya leíste, quienes me instruían hacía que tuviera menos ganas de saber algo con respecto a la materia. Pero todo varía, según quién te enseñe y de qué modo. Espero que algún día pueda encontrarle la onda. Gracias!!♥

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Cansada de remar donde no hay agua.