Y es que lo trascendental es como un cliché, porque es lo que a veces necesitamos: ser el cliché, o no, no serlo, más bien, tomar ciertas cosas y vivirlas. No con los medios que todos creer, no de un mismo modo, pero hacerlo al fin, vivir el presente, des-llanarlo. De eso se trata lo trascendental, a veces. Si somos tan capaces de arruinar relaciones, de devastar corazones, de provocar lágrimas que humedecen rostros, de causar decepciones inevitables o de no pensar y cometer errores lastimosos, no sé por qué se torna tarea difícil cambiar el hoy. Parece el objetivo más difícil que me he impuesto, sobre todo porque las fuerzas no están para eso, o el ingenio. Puede, también, que el ambiente no siempre amerite eso, porque quizás, naturalmente y por lo visto, las circunstancias no tienen que estar bien, puede ser la mitad llana y limpia, y la otra mitad llana y sucia. Podemos sentir la mitad de nuestra vida en un orden relativamente rescatable, pero otros aspectos de tu vida pueden consumirte de la culpa hasta denigrarte, convirtiéndote en polvo. Es una balanza injusta, de las más desequilibradas jamás vistas. Es tan invisible como mala y parece querer ser parte del futuro para hacerlo descender. Pero no es que quiero tenerle fe al futuro, porque hablar del futuro es hablar de lo incierto, con sospechas, sin certezas, con inconclusiones, hasta quizá, con escacéz de argumentos. Charlar sobre el presente es grato porque es lo vivido, es el mismo transcurso que estás caminando.
No tengo que aclararlo, no siempre depende de uno mismo hacer de lo monótono algo trascendental. No siempre todo es simpleza, o cuando es simpleza no parece, o si lo es puede terminar por aburrirnos. Quizás es el hecho de que se precisan pequeñas dosis de sobre saltos especiales, particulares, que resaltan, que no sólo se intercalan con melancolía, sino también con alguna alegría. Si no tenés eso, entonces sentís que no tenés nada. Tus manos están vacías y tu cabeza puede terminar por estarlo también, a menos de que, como ya dije, tu vida tenga una balanza desproporcionada e injusta que te deje pensar en los malos hábitos o hechos que fueron aconteciendo recientemente.
he aprendido a apreciarte mucho, solo a traves de tu escritura. En este momento hay gente borracha en mi casa y yo me aburro. Reviso mi blog y te encuentro, Amo tu alma como amo profundidad de las almas.
ResponderEliminarmmm bajonie un pan relleno y se me paso... espero q el ultimo mensaje no te haga echo ruido, si queres no lo aceptes!! es que estoy de resaca pispeando los blogs y los mails...de todas maneras es cierto q amo tu alma, jaja, adios :P
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