I'm not living, I'm just killing time.

   -Nostalgia.

Ahogos de nostalgia inclinan a mi ser entero a ver un mundo que fue y que ya no es. No sé porqué, pero algo dentro mío revee las cosas que pasaron e identifica cada pedacito de esos viejos días con sensaciones increíbles, realmente increíbles. Era una etapa llena de buenos días, de tardes geniales, de un drama pre adolescente disfrazado de depresión. Había tanto amor, tantas amistades. Lugares del barrio que eran como mi casa, espacios y cuadras llenas de momentos agradables. La gente que parecía nunca abandonarte. El colegio, las quejas, lo nuevo, los miedos, las incontables carcajadas entre amigos. Todo era estimulante, y el sentirme infantil no era pecar en contra mi edad y las cosas que se suponía que tenía que hacer. Canciones y confesiones defenestrantes.  Las parejas que me rodeaban. La rutina, que, extrañamente, era algo que amaba. Tanto tiempo libre, las cosas repetidas que por más reiterativas que se volvían con el tiempo me parecían geniales. Todo era intenso. El verano, llenísimo de momentos indescriptibles.  La inspiración para escribir que jamás se me iba, por más patéticos que hayan sido mis textos en aquella época. Calor, felicidad, tanto por aprender, tanta sensibilidad.

 Esto no me pegaba fuerte hace mucho, pero cuando uno escarba entre los archivos, las cosas ya dichas, la mente repleta de recuerdos todo se revuelve y queda a la luz. Es increíble cómo cambió todo, cómo mis deseos ahora son otros, cómo el grupo de amigos no se mantuvo tan cercano, como las promesas se rompieron y otras permanecieron en el tiempo más allá de todo. Es inevitable que un par de lágrimas quieran salir de mis ojos en este momento y yo las retenga en su lugar para querer creer que este viaje en el tiempo no me pegó tanto…pero hay que asumirlo…cómo pasó el tiempo, cuántas cosas sucedieron.