I'm not living, I'm just killing time.

Les cuento mi navidad entera, y si no quieren leerla, okey, chau. Pueden irse a leer cosas más lindas. 


Era obvio que no la iba a pasar bien. Y no la pasé bien. Y no era por el ambiente familiar. Me agarró nostalgia, depresión. Hubiera preferido estar en mi casa esa noche, tomando helado, sola, escuchando música y cantándola fuertísimo, con mi perra al lado. Pero no. Lamentablemente, no fué así. 
Éramos 23 personas, de las cuales conocía sólo a tres de ellas. A otros los tenía de vista, y fuí presentada, y ellos presentados, pero no tenía ni la más puta idea de quienes eran. Me senté; al lado un chabón de 40, más o menos, con unos chupines negros bien ajustados, una remera brillante y estuvo casi siempre con un celular, o no sé qué cosa, en alguna página de Internet. A mi otro lado tenía a un nene, chiquito, tierno, pero un pendejo malcriado pero mal. El puto de Papa Noel le regaló un celular con sus 8 años. Uno con tapita, música, cámara, y todas esas mierdas. Antes de todo eso, comimos, obviamente. Y yo, como todas las navidades de mi vida, no comí casi nada. Ensaladas, lechón, pollo, bla bla bla. Por dios, algo un cacho más simple. ¿Porqué carajo no cocinan eso frecuentemente en sus casas? Sólo se les dá por esmerarse en la cocina en éstas épocas festivas. Bueno, no, quizás no todos hacen eso, pero la gran mayoría sí. En fin, comí pavita, que era re parecido al pollo. Y después nada. Tragué Pepsi sin parar. Y lloré como idiota toda la puta cena mientras que veía como todos se cagaban de risa. A cada rato me encerraba en el baño y mi cara se llenaba de lágrimas. Y después volvía tratando de disimular un poquitito esas no-ganas de estar ahí. 
Igual, ningún momento se igualó al de las doce de la noche, que, antes de eso, me banqué a tres nenes que contaban los minutos, todos los putos minutos, y los gritaban alocadamente. "Papa Noel, aay, Papa Noel, viene en 29 minutos con 50 segundos". Loco, tran-qui-li-dad, please. No tengo ganas de soportar sus grititos. Y no me pidan que tenga compasión porque son nenes llenos de inocencia e ilusión. No tenía ganas de bancarme nada. No quería escuchar como contaban los minutos esperando a alguien que, lamentablemente, no existe. Y cuando llegó el momento del brindis, no les explico como se transformó mi cara. Era peor que antes.
Todos empezaron a alzar las copas, a brindar entre todos, a gritar. Y ese "feliz navidad" no dejaba de sonar. Y ahí, ahí lloré alocadamente, lloré sin parar. Se me caía una lágrima tras otra. Dejé el vaso en la mesa, me cagué en el brindis de mierda, y no me preocupé porque la gente me viera como una emo en la mesa navideña. Me chupó bien un huevo y seguí llorando. Tres personas vinieron a brindar conmigo. Una que era divina, concuñada de mi viejo, que me estuvo sonriéndo toda la noche, la novia de mi viejo y mi viejo. Así que después de eso me fuí hasta el fondo,  me senté en el piso, al lado de la pileta, y mientras que veía millones de luces en el cielo, y escuchaba a todos festejar, seguí llorando, más y más. Creo que podría decir que era imágen digna de una película. Porque era realmente dramático escuchar, o sentir tanta felicidad y ver a la pendeja sentada llorando mientras que miraba el cielo y escuchaba todos esos coetes. Hasta que llegó la novia de mi viejo, que con buena intención trató de consolarme, y decía que me entendía, y bueno, nada, se portó bien conmigo. Pero yo lloraba, y le decía que estaba bien, que se despreocupe. Entonces se fué, porque entendió que necesitaba estar sola. Después de eso sentí tanta lástima. Porque, me parecía que medio que la cagaba un poco mucho con esa semejante cara de orto y las lágrimas, mientras que todos sonreían. Así que me paré, me sequé las lágrimas, y caminé hasta llegar adentro, donde me encontré a veinte personas abriendo regalos, mostrándolos, entregándoselos unos a los otros. Y yo caminé hasta la piesa, me senté, Lu vino, y me dió un lindo chalequito cortito de jean. Después cuando me quise ir afuera me pararon, y me dieron otro regalito. Ahí me calmé un poco. No sé si porque cuando me dan algo que me gusta lo disfruto, o porque me había cansado y ya desagoté suficiente. Qué sé yo.
No sé, la hice re larga la entrada, encima que la relaté como el orto.


Sí, fué otra navidad de mierda. Triste, pero cierto.
Espero que ustedes SÍ la hayan pasado lindo. Y gracias a todos por sus comentarios, en serio, me sacan siempre una sonrisa ustedes.


Ahora me voy a hacer mousse de chocolate, así se me levanta un toque el ánimo.


Adiós gente linda.