.


viernes, 12 de noviembre de 2010

Culpable.

Ese reproche que te carcome la cabeza y consume tus ideas dejándo a tu cerebro en la nada misma. Sólo te deja esa sensación de culpa. Esa sensación de que confiaste en quien no debías, y ocasionaste caos por ser tan ingenua. Ese sentimiento tan feo, tan fuerte. Que te sigue a todos lados. Que se te recuerda seguido. Porque así arruinaste cosas, traíste problemas.
 A raíz de mi inocencia logré traer problemas. Lo único que hago desde ese momento es tratar de espantar la culpa y dejarla olvidada en algún rincón oscuro de mi mente. Pero vuelve. Y no por mí, si no por otra persona. A esa persona que decepcioné, quizás. A esa persona que con mi extraña confianza la herí. A esa persona que me tiene tanto afecto, pero aún así, no le cuesta recordarme lo ilusa que fuí.
Tan violento es el grito. Tan fuerte es el recuerdo. Tan grande la culpa. Tan grande es mi desesperación, mi arrepentimiento.
Sé que varias cosas no hubiesen sucedido si no me hubiese creído las cosas con tanta facilidad. Sé que ofendí a alguien.


Sé que desde que me corto sólo ocasiono problemas, transmito mi tristeza, abro heridas, preocupo a la gente, la desespero. Sé que me voy a la mierda. Sé perfectamente lo pelotuda que soy y que fuí. Que no llego a notarlo, pero la gente se dá cuenta de lo que siento. O no, a veces no. A veces caemos en la sonrisa falseada de Malena y nos dedicamos a creerle todo. Y vés como cae en lo mismo, y lo mirás con ojos tristes, y decís "prometeme que no lo hacés nunca más, por favor". Y ahí noto sus almas heridas. Noto decepción. Veo que desde que me corto sólo hago desastres. Con mi familia, con mis amigos, con mi vida en sí, conmigo misma. 
Un desastre. Y no sé como es que caí tan bajo. A veces me cuesta encontrar salidas, y busco las más fáciles. Esas que, temporalmente, te alivian. Pero nunca es suficiente con aquello que sólo te calma por momentos. Y sólo me dedico a buscarlo. A veces sé calmarme y controlarme. Pero por poco tiempo. 
No es que no mejoré ni un poco, sino que me cuesta hacerlo día a día. Igual, últimamente, sé resistirme fácilmente a eso que me daña tanto.
Pero el quilombo ya lo hice. Ahora no sé moverme. No sé qué hacer, qué decir.
Realmente, me mata y me consume cada día la culpa.

1 comentario:

  1. te amo mi vida, y estoy siempre con vos pa' lo que necesites, si? te amo Mejor amiga.

    ResponderEliminar

Cansada de remar donde no hay agua.