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domingo, 17 de octubre de 2010

Los domingos en familia.

Terminó mi tarde familiar señores. Y no la pasé mal (sólo al principio). Fué lo de siempre, ¿no?: Abuela, mamá, hermano, tío, tía, prima y yo. Comimos mil hojas de papas con lomito. Siempre después de comer hay un huevo Kinder para los "nenes" (la única nena soy yo; o sea, mi hermano tiene quince y mi prima veintiuno ¡Já!). Después algún postre como helado, o budín, o masitas y facturas o frutillas con crema. La abuela cuenta las anécdotas de siempre: la de la espumadera, cuando se perdió en el supermercado y en Bariloche, cuando el tío de chiquito se ponía a llorar y puteaba cuando perdía Boca, cuando mamá les daba solfeo a sus compañeros de piano, y de vez en cuando se cuenta alguna de cuando éramos chicos. Sí, todas repetidas, siempre las mimas palabras, literalmente. Siempre algún momento en el que a mi vieja se le dá por hablar de algo incómodo: "porque Malena es jueves se vá a depilar con cera para el viaje, ¿viste?" Pero andá a cagar vieja. Sabés que a mí esas cosas me re re re joden y sin embargo las seguís contando. Después decís que no hacés oídos sordos. Por dios, me saca de una manera increíble.
Hablamos de cosas variadas y nos pusimos al tanto de nuestra vida, remarcamos cosas, nos contamos noticias sobre la hermana del amigo de tu tía, y así pasamos la tarde comiendo, riéndonos, y esas boludeces típicas de una tarde en lo del tío Dani. Mi vieja nos dijo "se comprometen públicamente a ir a lo de los tíos, a Mar Azul algún fin de semana. Dale" Loco, sabe como somos y sigue haciendo éstas pelotudeces. Después dijo "Sí, por que su abuelo Luis llama únicamente dos veces al año y sólo para los cumpleaños, un desastre. De la familia de su viejo no llamó nadie".  Uy loco, no necesito que hagas mi vida entera pública, que me pongas re incómoda, y que vivas repitiendo siempre lo mismo. No me recuerdes que nadie me llamó, y tampoco te hagas la que me hiciste pasar el mejor cumple porque me volviste loca desde que llegué del colegio hasta que terminó ese día. Me dá una re bronca que no tenga respeto por mí, y que después se ofenda porque yo me enojo. ¿Me van a decir que no me tengo que enojar? Dice todo lo que pasa, me hacen, y me pone re incómoda, y te recuerda cosas jodidas también. 
Siempre me hace lo mismo y estoy cansadísima.


¡Otra cosa! Ayer fuí a comprar mayas, bikinis, para el viajesiño que se viene en seis días (qué emoción). Y cuando fuí para ver talle 1 (para pibas de mi edad, más o menos) encontré a casi todas las mayas con corpiño push up. ¿Qué onda? ¿Las minas a esta edad ya necesitan un push up? ¿Quieren mostrar su escote? Me dan asco y vergüenza. 


¡Última cosita! Me compraron un GAP. Ese buzo que vengo pidiendo hace como cinco meses, me lo compraron recién ahora. Pero bueno, es buenísimo eso. Todo por el viaje de egresados y mi cumple juntos. Eso es tener suerte, jojo.


Bueno, no sé. Me fuí a tomar café con galletitas tentaciones. (Nota mental: dejar el chocolate antes de que se te arruine la cara). Adiós.

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Cansada de remar donde no hay agua.