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lunes, 18 de octubre de 2010

...Hasta que abrieron la boca.

Hola, ¿cómo andan? yo como el orto, ¿saben? Quizás un poco mejor que cuando me desperté, porque pasar la tarde con mis amigos hace que me olvide de un par de cosas, pero sigo mal. Así que bueno, digamos que la semana la empiezo con la onda más de mierda del mundo.
Sí gente, lo digo acá, lo hago público, porque a veces, siento que es una necesidad hacerlo acá.
Ya no puedo estar en mi casa sin pelear dos veces al día, por lo menos. No puedo soportar más la paranoia de mis viejos, ni los gritos y las puteadas de mi hermano. No puedo ponerme en sensible, como una pelotuda. Ya no quiero ni intentar que mi vieja entienda como son las cosas desde mi punto de vista. No quiero ni oírlos. No quiero soportarlos siempre así, de esa manera. Porque, son como mi sombra, y desde que saben que soy (era) S.I se dedican a familiarizar cada pensamiento mío como un pensamiento suicida, o, no sé, violento. Y ya no confían en mí, y me vuelven loca, y me cagan días lindos, noches hermosas que tengo con mis amigos. Me quitan la paz que en algún momento logro tener. Mi hermano no deja de tratarme de egoísta, de desconsiderada. Mi vieja... mucho llanto, pero la verdad es que sigue igual a como estaba hace dos años. Mi viejo nunca dejó de ser un paranoico, de cortarme el teléfono por ofendido, o enojado, o no sé qué carajo. No, no cambiamos un carajo señores. Ésta familia está destinada a ser siempre igual. Y quizás lo que lean les parezca algo cruel, y feo. Por que no es lindo querer tomarte el palo de tu casa, y decir semejantes cosas. Pero es así, a ustedes no les puedo mentir. A ustedes, los pocos que me leen, no les puedo decir cualquier cosa y aparentar que todo anda en equilibrio.
Es así: ellos se quejan de que me deprimo, de que no salgo. Cuando estoy feliz, más o menos bien, la cagan. Cuando quiero salir, como castigo es un "no salís mañana". ¡Loco, quiero ser feliz! No estaba re mal estos días. Me anduve sintiendo un poco mejor de lo que era hace tres meses, y ahora ustedes me vienen con esto.
Y sí, ya sé, yo también soy re pelotuda, y los estoy haciendo sufrir, eso lo tengo en claro. Pero es lo que siento, ¿cómo carajo negarles que me quiero ir de la casa? (suena tan idiota eso; es decir, soy una nena) No puedo, no me sale negarles la verdad. Si reprimo mis sentimientos, voy a terminar como termino siempre, y la verdad es que ni yo me banco eso a esta altura.
La entrada, principalmente, es por la noche de mierda que me hicieron vivir. No tengo ganas de hablar de eso. No voy a entrar en detalles. Por que seguramente alguno de mis familiares no deja de ojear mi blog (patéticos). Y si lo hacen, bueno, casi diría que me chupa un huevo, pero después me banco sus reproches. Y no, no quiero soportar más gritos. Ni nada de esas pelotudeces que puedan traer discusiones. Así que, no sé. Yo no estaba re mal. O sea, estaba mejorando algo. ¡Algo por lo menos! Y no, no es que quiero apuntar con un dedo a mi familia y echarles la culpa de cada uno de mis males, pero hacen que estar en mi casa sea algo desagradable. Y sí loco, no puedo mentir, ¿qué mierda quieren que diga? 

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Cansada de remar donde no hay agua.