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jueves, 3 de junio de 2010

Al borde del abismo, caminando muy lento, valorando cada objeto que se le cruza. Con sus pies temblando, apenas se mantiene en pie, y lucha por no caerse. Quiere estar, y a la vez no. Quiere volar, y alejarse, pero hay algo que la consume, que la atrapa, que la ata. ¿Será que hay algo que nunca terminó?


Ella está tan confundida, entre sus ganas de estar y ser, y su necesidad de desaparecer por un rato. Queriendo respirar otro aire, por que el que hoy respira la asfixia, la ahoga. Y no tendría que ser así, pero así es. Se siente ajena a su vida, y a la gente que la rodea. No sabe si es acreedora de el más profundo vacío, y la falta de contención. Hoy, siente la soledad como una compañera, que siempre está a su lado. Quizá se disfrace de una alegría fugáz, pero es fugáz, no dura nada. Se quiere, no se valora, se necesita, y los necesita. Por que siente que aquellos que alguna vez la hicieron creer sentirse bien y acompañada, hoy no están cerca de ella, de ese abismo, para ayudarla a no caerse. Sola, ella camina sola. Ella vive de ilusiones, se basa en sueños. Queriendo, creyendo, esperando alguna vez encontrar eso que realmente busca: as sí misma, y a su felicidad. Por que, retóricamente se pregunta qué pasó con lo que era antes, con su alegría diaria, con su felicidad que parecía infinita.
Quiere sentirse aocmpañada. Pero siempre hay algo que le duele, siempre hay algo que le falta. ¿Qué perdió? Está desorientada, desorbitada. Vive en completas incoherencia, vive a base de sus irreales ilusiones. Y siente que no le queda nada.
Busca, aún viva, por más dolor, con escasas esperanzas de encontrar, y lograr salir de ese abismo que hoy la espanta, y la atormenta.


Quiere ser, quiere estar.

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Cansada de remar donde no hay agua.