Él, simplemente él, exclusivamente él, únicamente él. Siempre, por sobre todas las cosas. Siempre mi felicidad y mi tristeza. Siempre dueño de cada sentimiento mío. Siempre dejandome sin nada, o dandome todo. Siempre él.
Quisiera perdirle que no me deje, por más ausente que lo note actualmente. Querer decirle que perderlo sería mi perdición, que si no está, el mundo desaparece. Por que me ignore o no, esté o no, me quiera o no, este amor sigue intacto, vivo, siempre presente, siempre él en mi mente, siempre en mi corazón, en mi alma. Siempre es más de lo que me imagino, siempre crece el amor.
Yo no soy, y él lo es todo.
Es como tocar el cielo con las manos cuando me roza, es como música para mis oídos cuando me habla.
Me llena de amor, de dolor, de esperanzas, de sufrimiento, de ilusiones. Me llena de ganas de querer amarlo hasta que el mundo se acabe.
Es un amor que parece eterno, único.
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Cansada de remar donde no hay agua.