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viernes, 11 de junio de 2010

Ahora es normal. Es normal amarlo tanto, pensarlo tanto. Es normal amar sus defectos. Es normal soñarlo hasta despierta. Es normal adorarlo, adularlo, sin cansarse. Porque ahora no es un pasatiempo, es una estilo de vida. Una estilo de vida... es quererlo de esta manera, y nunca dejar de hacerlo. De llorar por él, pero nunca dejar de amarlo. De odiar su indeferencia, pero a la vez amarlo. Amar cada cosa, siempre. Sin importar que tan absurdo le paresca al resto. Amar los detalles, los gestos, la forma de hablar, las caras. Amar todo, amarlo. Quererlo, pensarlo, soñarlo, buscarlo, llorar por él, y nunca dejar de hacerlo
Él, simplemente él, exclusivamente él, únicamente él. Siempre, por sobre todas las cosas. Siempre mi felicidad y mi tristeza. Siempre dueño de cada sentimiento mío. Siempre dejandome sin nada, o dandome todo. Siempre él.
Quisiera perdirle que no me deje, por más ausente que lo note actualmente. Querer decirle que perderlo sería mi perdición, que si no está, el mundo desaparece. Por que me ignore o no, esté o no, me quiera o no, este amor sigue intacto, vivo, siempre presente, siempre él en mi mente, siempre en mi corazón, en mi alma. Siempre es más de lo que me imagino, siempre crece el amor
Yo no soy, y él lo es todo
Es como tocar el cielo con las manos cuando me roza, es como música para mis oídos cuando me habla
Me llena de amor, de dolor, de esperanzas, de sufrimiento, de ilusiones. Me llena de ganas de querer amarlo hasta que el mundo se acabe.


Es un amor que  parece eterno, único.

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Cansada de remar donde no hay agua.