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viernes, 14 de mayo de 2010

Sólo pedí compación silenciosamente, y no me dió nada.
Estropeada, lastimada, destruida, quebrada, así me dejaste. Tan tonta esperando que la vida me diera un poco de felicidad, y terminé tan decilucionada. Ahora empiezo a creer que hay cosas que no tendrían porqué pasar en mi cabeza. Debería tener algo en mi cabeza, que cuando haga que me ilucione tanto, me bloquee, y deje de lado esa ilución absurda.
Una vez más, pedí algo, algo insignificante, y perdí toda esperanza ilucionandome como una tonta.
Perdón por ser eso que no querés, creéme que yo tampoco me quiero, y me siento culpable. Culpable porque causo el rechazo ajeno, porque perjudico a todos con mi personalidad. Sé lo inservible que soy, y sigo sin entender porqué me hice iluciones, porqué me esperancé tanto. No puedo entender como es que después de tanta desilución, todavía siga sin aprender.
Te odio a vos, me odio a mí, y odio a todo ser que pueda llegar a ser lo que quiero para vos, ser lo que nunca logro ser. Llamar tu atención, ser querida por vos, ser soñada por vos, ser todo en tu mundo, parte de tu vida, de tu corazón, rondar en tu maldita cabeza todo el tiempo, día y noche, y que te sofoque una obseción total ¿Qué pretendo? ¿Ser algo de tu vida? ¡Algo que nunca voy a ser! Porque no estoy a la altura de nada, ni de nadie, y no podría lograr ni una cosa que necesitás, ni ser ni un poco querida por vos, no valgo en tu vida, en la vida de nadie, no soy nada, no duro ni dos segundos en tu mente, y sueño con ser algo, ¡algo!. No puedo, soy incapáz, y no paro de preguntarme a mí misma qué me pasa, porqué por momentos me siento tan esperanzada.

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Cansada de remar donde no hay agua.