I'm not living, I'm just killing time.

Ya no lo extrañaba, comencé a ser yo independientemente de si estaba o no, si le interesaba o no. Aunque sentí choques fuertes cuando después de semanas sin noticias suyas, él se hizo a la luz recordando y diciéndome que aún se preocupaba por mis cosas y por mi vida. Fueron temblores constantes, nervios y ansias, las peores de las ansias que me carcomían a más no poder. Estaba incompleta, armándome, ignorándo que el paso del tiempo no lo arrastra hacia atrás, si no que hace que se acerque la hora de verlo nuevamente con frecuencia. No fue muy larga la conversación, y ninguna de sus preguntas o respuestas fueron detalladas. Jamás lo eran y no esperé tal cosa esa noche. De hecho, no esperé nada, ni de parte mía, ni de su parte. Empecé a entender que sus actitudes frente a mí serían siempre iguales, quizás no las modificaría jamás, incluso si lo discutiría con él. Pero mi intención nunca fue cambiarlo. Mis reacciones fueron tan predecibles como poco expresadas. No supe bien cómo hacerle llegar el mensaje, explicarle el porqué, sólo fuí de pocas palabras, como él, y me limité a decirle que quizás pronto podría tenerlo como amigo de nuevo. Cerró la conversación con un "espero tu solicitud cuando gustes", ni más ni menos. No entendía si me abría las puertas a su vida de nuevo, como compañeros, amigos, o si simplemente prefería cerrar todo con buena onda. No sé. Quise sacar muchas conclusiones al finalizar la conversación, pero evadí la idea de analizar las posibles cosas que él quería al volver a tenerlo agregado, porque lo he hecho con anterioridad y no logré más que decepcionarme, de él, o de mí, o de mis ideas en sí, o no sé, pero prefería no hacerlo.